Desde el palco. Bin Laden: La baraka de Obama

 Muerte de Bin Laden

Bin Laden en 1997

Cuando Guantánamo estaba empezando a convertirse en un terreno pantanoso que servía para minar aún más la  decreciente estrella del presidente de Estados Unidos, su inteligencia unida a su suerte ha  propiciado la noticia esperada durante diez años. Bin Laden ha muerto  y la popularidad del presidente de los Estados Unidos ha subido 11 puntos.  La decisión elegida por Obama, una operación terrestre con enormes dificultades para ser llevada a la práctica ha demostrado ser las mejor de las tres que se barajaron, las otras dos eran bombardear la residencia donde se encontraba Bin Laden en Abbottabad o trabajar conjuntamente con fuerzas pakistaníes lo que suponía un elevado riesgo de traición por parte de los servicios secretos del país amigo. El otro acierto de Obama,  anunciado hace una hora, ha sido prohibir la difusión de las fotografías de Bin Laden muerto aunque ello fomente teorías de todo tipo.   De respetarse esta decisión, nuestro mundo mediático no tendrá las últimas imágenes del terrorista ya sin vida. Ha muerto un hombre enfermo, desarmado, escondido, sin teléfono ni internet pero que se había convertido en un símbolo y las guerras suelen hacerse por símbolos: una bandera, una patria, unas tierras, una venganza.

El presidente Barack Obama

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