¿Quién me manda leer a Faulkner?







Desde estas Navidades, de manera intermitente, vuelvo a una novela de William Faulkner, traducida al español como El Villorrio. Hoy, finalmente, la he acabado.
Aquí tengo que hacer una confesión que comprendo constituye una herejía para los fetichistas de los gigantes de la literatura:  la verdad es que para entrar en el mundo de Faulkner con toda la admiración que se quiera para: su estilo  increíble, su equilibrio entre la capacidad de unir una composición narrativa con una excelsa  capacidad expresiva o su brillante utilización del Stream of consciouness, los  múltiples puntos  de vista y los saltos temporales, he de aburrirme un poco.  Y es que Faulckner es uno de los autor clásicos de los últimos siglos que me resulta más difícil de leer. Aunque reconozco que el deslumbramiento ante algunas de sus descripciones y la belleza y hondura de ciertas escenas  compensa el esfuerzo realizado, necesito un tiempo para sumergirme en la dureza adusta de sus paisajes sureños plagados de caballos y granjeros Tal vez porque, como dice Harold Bloom , la mayoría de sus novelas se basan en un horror de familias, comunidades y personajes que ofrecen como único valor la paciencia estoica.  En cualquier caso para quien tenga en sus manos una novela de Faulkner y le resulte difícil de entender, incluso leyéndola dos veces, siempre tiene la posibilidad de seguir su consejo y leerla cuatro.
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 Faulkner(1897-1962) no tiene el glamour de Fizgerald con quien compartió su afición al alcohol ni nos sumerge en el mundo cerrado, endogámico, de la Francia de Proust ni aporta las sutilezas psicológicas de Henry James y su genial experimentación puede resultar bastante inaccesible, especialmente si lo comparamos con la agilidad narrativa y el estilo caracterizado por frases cortas de su eterno rival Ernest Hemingway.   Por otro lado cabría preguntarse qué  compensación se obtiene de leer a los clásicos en lugar de un libro más cercano a  las preocupaciones actuales o elegir un CD con  capítulos de las últimas series, algunas de ellas excelentes y dejarnos enganchar por los acontecimientos que se suceden con una precisión, medida al milímetro por los conocedores de las reglas de la ficción para  captar nuestra atención.  Claro que  a lo primero se podría objetar que nada más cerca de nuestra época que un clásico que bucea en la esencia del ser humano y desde ese punto de vista está siempre de actualidad. O que lo importante en los grandes escritores no es solo lo que cuentan sino como lo cuentan y que a pesar de su complejidad o precisamente por ello  Faulkner ha ascendido la gloriosa cima que le sitúa en el Olimpo de los autores más influyentes del siglo XX. Pero no siempre los críticos lo tuvieron tan claro. Y así, una reseña del New York Times afirmaba en 1936 que ¡Absalom, Absalom! era la novela más consistentemente aburrida de la última década y otra del New Yorker consideraba que el autor de las novelas agrupadas en el ciclo de Yoknapatawpha tiene asegurado un lugar entre los mediocres.  Muchos años después Vargas Llosa afirmaría que sin Faulkner no se puede entender la obra de los mejores escritores de America Latina empezando por Juan Rulfo y Bloom considería el comienzo de la novela Mientras agonizo, que presenta a los humillados y ofendidos que pasan por el mundo sin pena ni gloria,  el mejor de entre todas las obras maestras de la literatura. Por no hablar de lo que el cine norteamericano hasta nuestros días debe a este autor.


                                        
Luz de agosto, única novela de Faulkner que fue un éxito de ventas
               


"No es que pueda vivir, es que quiero. Es que yo quiero. La vieja carne al fin, por vieja que sea. Porque si la memoria existiera fuera de la carne no sería memoria porque no sabría de qué se acuerda y así cuando ella dejó de ser, la mitad de la memoria dejó de ser y si yo dejara de ser todo el recuerdo dejaría de ser. Sí, pensó. Entre la pena y la nada elijo la pena".
Las palmeras salvajes


Son cantidad las páginas que se han escrito  para explicarnos porqué es necesario leer a los clásicos. Para Italo Calvino "un clásico es un libro que nunca termina de decirnos lo que tiene que decirnos".  El autor de El barón rampante recomienda no ser demasiado rigorista ya que, según él,  se saborea mejor a los grandes escritores si se mezclan con lecturas de actualidad como quien, de cuando en cuando,  escucha el ruido que entra por la ventana. Algo que nunca hizo el propio Faulkner que jamás leía las obras de sus contemporáneos.   Si bien todos los años volvía al Quijote y conocía de memoria la Odisea,  Faulkner, a pesar de trabajar como guionista en Hollywood, sólo fue cinco veces al teatro, tres de ellas para ver Hamlet.  El premio Nobel fue definido por uno de sus enemigos como un gallo antiintelectual y antiliterato.   Al parecer detestaba las entrevistas, especialmente con los autores  que le veneraban, y le gustaba vestir bien, fumar, naturalmente beber, los caballos y la soledad.  Es famosa su contestación a la invitación que le hizo el presidente Kennedy para cenar en la Casa Blanca: "Díganle que, a mi edad, uno es demasiado viejo para viajar tan lejos solamente para cenar con extraños". 



Estelle Oldham, mujer del escritor





Vargas Llosa cuenta en una entrevista su encuentro literario con él.

-¿Cuándo leyó por vez primera a Faulkner? ¿Fue una lectura tan dramática como la que —según contó usted mismo— hizo de Madame Bovary?
-Lo recuerdo bien. Fue en 1953, durante mi primer año en la Universidad de San Marcos, en Lima. El primer libro fue ¡Absalón! ¡Absalón! También leí muy pronto los cuentos de Esos trece. En aquellos días leía a Faulkner en las traducciones españolas y francesas. Las traducciones al francés de Maurice Coindreau eran maravillosas. Era un gran traductor. Leí su excelente versión de Santuario, con prefacio de André Malraux.
De inmediato me impresionó el genio de Faulkner. Creo que sólo entonces descubrí la importancia de la forma en la literatura. Faulkner me mostró cómo eran absolutamente esenciales una cierta organización del tiempo y del punto de vista, pues determinaban si el texto era sutil y ambiguo o torpe y superficial. Descubrí cómo la propia forma podía ser un personaje o un tema de la novela. Lo que recuerdo muy bien, y es importante señalarlo para comprender mi relación con Faulkner, es que fue el primer escritor a quien leí con una pluma en la mano y un papel al lado del libro.

Después de leer sobre lo que genios como Faulkner  han supuesto para tanta gente,  la mayoría mucho menos conocidos que los escritores que se mencionan en este post, se podría pensar que su lectura es imprescindible, al menos para alguien que quiera considerarse culto, no en vano la cultura, al menos hasta ahora, ha estado íntimamente unida a la letra impresa.   No cabe duda que un degustador literario ha de leer a determinados escritores lo mismo un conocedor de arte  necesita haberse extasiado ante ciertos cuadros pero ¿Todo el mundo debería leer a los clásicos?, sólo porque mucha gente inteligente y experta los ha recomendado a lo largo del tiempo. Yo creo que la contestación debe responderla cada uno individualmente. Cada vez conozco a más personas, de todas las edades con títulos universitarios y que  ejercen  su profesión  con gran solvencia que casi nunca leen un libro.   De hecho una de las frases que más he escuchado a este respecto es: yo nunca leo novela o no tengo tiempo para leer.   Al fin y al cabo nadie ha hecho una encuesta que demuestra que los lectores son más felices que los que no son.



Cuestionario Faulkner Javier Marías y otros autores hablan de Faulkner
http://adeshorasraulviso.blogspot.com.es/2014/01/mientras-agonizo-de-william-faulkner.html?m=1
Relación de Faulkner con el cine
http://pasenylean.com/2012/01/leer-a-faulkner/

Comentarios

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  2. Yo también he oído eso muchas veces, pero siempre, siempre, pienso lo mismo: "Pues no sabes lo que te pierdes". Una vida sin ciertos libros (sin libros) es una vida pequeña, aunque, naturalmente, quien la tenga sea el último en darse cuenta.

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  3. Sí tienes razón, yo creo que los grandes escritores han hecho mucho por mejorar y cambiar la vida de la gente que los ha leído.
    Muchas gracias por tu comentario

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  4. Me encanta la literatura. Pero Faulkner nunca me ha dejado de parecer soporífero, engorroso, tedioso, absolutamente indigesto. Ni su prosa, ni su manera de describir una escena, ni su manera de aproximarse a una situación o a la psicología del personaje me resultan reconocibles. Un muchacho quiere dar una moneda a una mujer negra, ésta lo rechaza. De esta escena Faulkner puede escribir todo un tedioso tratado... Prefiero leer a sus epígonos latinoamericanos: García Márquez, Vargas Llosa, Juan Rulfo.

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    1. Más que tedioso yo diría difícil y sí, también a mí a veces me ha resultado trabajoso leerlo. A veces ocurre con escritores muy reconocidos, pero algunos párrafos, algunas descripciones son de una profundidad y belleza que compensa. Aunque me pregunto si lo leería hasta el final de ser un escritor desconocido, probablemente no pero eso no quiere decir nada.

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  5. La pregunta es, cómo hay que leerlo. Yo creo que hay que leerlo ( estoy pensando en El Ruido y la Furia) por lo menos dos veces, y, además, averiguar por otras fuentes de qué se trata la historia y cómo lo han abordado otros lectores. Me gustaría saber cuál sería la opinión de Vargas Llosa al respecto.

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  6. Él dijo a su editor, cuando le comentó que sus lectores se quejaban de no entenderlo, a pesar de leerlo dos veces: "Pues que lo lean tres". Es posible que, como los lectores son cada vez más vagos, debido a todas las posibilidades de entretenimiento que nos depara la era digital, ahora ni siquiera lo leyeran una vez, si no tuviera la aureola de autor clásico y de culto con la que ha pasado a la posteridad.
    Yo no recuerdo nada de Vargas Llosa sobre Faulkner . Sin embargo había un escritor español, Juan Benet, muy admirado por la crítica, que era un gran admirador de Faulkner. Ahora, me da la sensación que Benet, un escritor difícil y algo aburrido, está bastante olvidado.

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