Cultura y familias reales: La profecía de Adorno.







Fue Theodor Adorno quien junto a Max Horkheimer diseñó el término, industria cultural para referirse a la capacidad de la economía capitalista para producir  bienes culturales en forma masiva.  El filósofo trataba de diferenciar la cultura de masas, que consume productos planificados  por un sector de la economía   desarrollado en torno a bienes culturales bajo la forma de entretenimiento y espectáculo, de la cultura popular que  es exactamente lo opuesto, ya que surge espontáneamente del pueblo.   Las monarquías modernas presumen de su acercamiento a todas las capas de la sociedad;  sin embargo  el secreto de su permanencia y de la popularidad que aún gozan entre muchos sectores se basa sobre todo en la manera en que se han convertido en actores, incluso a su pesar,  de una potente industria cultural que los ha adoptado como  protagonistas. (Leer más)


       Más de 45 años después de la muerte del autor de Teoría estética, que consideraba el auge de la sociedad de masas el síntoma de una era degradada huérfana de una verdadera espiritualidad y dominada por la seudo cultura,  la vida moderna camina hacia lo que ya previó Andy Warhol en su célebre máxima: un lugar en el que todo el mundo puede tener sus 15 minutos de fama,  una frase a la que, por cierto, se refirió, cuando aún era Príncipe de Asturias, el  Rey de España para zanjar la polémica  con una chica que le discutía la utilidad de la institución que representaba.   Curiosamente, en la pirámide de nuestra dinámica sociedad, una institución tan aracaica como la monarquía se ha remozado para convertirse, a menudo, en un icono pop de la cultura de masas tal como ha sido representado  recientemente en un videoclip del músico catalán Andreu Rifé . (Arriba foto de su videoclip Lluíiiis en el que la Familia Real aparece formando parte de unos recortables)
  
                  Los medios han transformado a la realeza 
        en una mercancía para entretenimiento de la masa

       Lo cierto es que desde los tiempos en que se consideraba a la  monarquía de origen divino hasta ahora,  a pesar  del cumplimiento  del Rey de sus obligaciones como Jefe del Estado de las que da cuenta la prensa considerada "seria", (ayer mismo, por ejemplo, de la visita del Rey Felipe a los soldados españoles en el Líbano), la institución vive rodeada de una profusión de  informaciones que la asemejan a la publicidad más trivial y al merchandising. Pero ¿ Quién es responsable de esta estrategia que entronca no con la cultura popular que según Adorno se caracteriza porque va de abajo arriba sino  con la industria cultural cercana a la cultura de masas?  Parte de esa labor es realizada por los medios de comunicación que se pliegan a lo que piensan  demanda el pueblo y sobre todo a lo que produce dinero/ventas por lo que trasmutan a los miembros de las familias reales en mercancías, no al servicio del pueblo si no más bien de las que se se sirve el pueblo para entretenerse. Un caso paradigmático es el de la familia real inglesa, conocida popularmente como La Firma. Quienquiera que acuñó ese irónico sobrenombre acertó plenamente  pues las monarquías modernas  han devenido en empresas de gran proyección internacional. Los matrimonios del ancien regime acordados entre familias reales no tienen sentido en la actualidad por mucho que les pese a los nostálgicos, pero los consortes, sean hombres o mujeres, de las familias reales tiene un papel incluso más importante que las reinas de otras épocas pues de su imagen, buena o mala y de su aceptación por la masa depende en gran medida la salud de las monarquías constitucionales. Véase por ejemplo el caso de  la reina de Holanda Máxima Zorreguieta  cuyo carisma personal ha conseguido, no solo que se olvidara  el oscuro pasado de su padre en la dictadura argentina sino  convertirse en el personaje más popular de su  familia política y ya se sabe que la en el lenguaje de las mass media popularidad equivale a afecto, Y ese amor, afecto, admiración  por gente a la que no conocemos es una característica de nuestra época que halaga como nunca a la masa hasta el punto de cuantificar sus me gusta, número de amigos, seguidores... como credenciales tan válidos como la inteligencia, el altruismo  o el talento.


Una postal de la época muestra a la Reina Victoria Eugenia y sus hijos



La  actual Reina de España con sus hijas en una  foto del Hola



       En otros tiempos  los reyes se relacionaban únicamente con las élites políticas, el ejército  o la aristocracia entre quienes se elegían cargos como  Mayordomo  Mayor de su Majestad y  Camarera Mayor de Palacio de quien dependían las Damas de la Reina.  El pueblo también tenía sus preferencias o sus manías que mostraba en coplas, chirigotas o en ediciones clandestinas como la célebre sátira Los Borbones en pelotas  de los hermanos Bécquer que se conserva en el Instituto Cervantes.  Era una cultura popular castiza y folklórica que emergía  de las clases bajas hasta las altas para manifestar su aprecio o su desdén, recordemos las populares sevillanas de la reina, aquello de "Es rubia como los trigos a la salía del sol" etc.  Pero a pesar del tiempo y las costumbres tan distintas de la época de Alfonso XIII y la actual, las dos fotografías, la  de la Reina Victoria Eugenia y la de Letizia, en lo sustancial, siguen mostrando lo mismo: a la madre de una familia  modélica, unida y feliz.
       Sin embargo, al contrario que en el caso de las familias reales, hay otro  aspecto muy importante en la vida de los pueblos  que en otra época gozaba de un gran adhesión popular y actualmente, al menos en Europa,  se suscribe únicamente un ámbito privado e intimista como son las manifestaciones derivadas de la religión y su acompañamiento iconográfico de imágenes, santos vírgenes, reliquias, leyendas que no suscitan especial interés para la industria cultural, excepto en algunas casos como la Semana Santa, una de las máximas manifestaciones de la cultura popular o  de masas que no estoy muy segura de lo que diría Adorno al respecto.    Pero volvamos a la monarquía,  una causa por la que  ya nadie daría vida ni hacienda, sometida al constante escrutinio del ojo público, a la que, ahora que se aproxima la fiesta de la república, parece que, a pesar a todo, aún le queda camino por andar.


videoclip de Andreu Rifé con la Familia Real para promocionar su nuevo disco
http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/theodor-adorno.html
Adorno y la industria cultural
https://www.blogger.com/blogger.g?blogID=4256756841187837126#editor/target=post;postID=2373514032622123459;onPublishedMenu=allposts;onClosedMenu=allposts;p

Comentarios

  1. Muy interesante Teresa, muy bien traído a través de Adorno y comparto tu punto de vista

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  2. Me alegra mucho que te haya gustado Juan Carlos. Me interesa mucho la opinión de un sociólogo como tú que conoces mucho más profundamente que yo a los autores que menciono. Un abrazo.

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  3. No soy de la opinión que la Monarquía se reduce exclusivamente a una mercancía de merchandising como mucha gente quiere hacernos creer, es más estoy convencido que si ese fuese el caso, acabaría desapareciendo como lo hacen las folclóricas, actorer ,deportistas ect...!! Indudablemente, necesita tener algo de atractivo irracional, pero este, sin una base sólida de utilidad y servicio carece de recorrido... J.S.

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    1. Yo también estoy de acuerdo en lo que dices. Nunca he pensado que la monarquía sea sólo una manifestación de la cultura de masas lo cual sería una simplificación. Es indudable que el Rey tiene, también en una monarquía constitucional, un importante papel como jefe de Estado y naturalmente la gente juzga su actuación como tal. Ahora mismo vemos que la población ha valorado positivamente el trabajo del nuevo Rey. Lo único que resalto es que existe un interés mediático en torno a las familias reales indudable pero eso no quiere decir que sea bueno para la institución ni que sean sus miembros los que lo fomenten.

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