El escritor Luis Landero y su balcón de invierno







     El interés de una novela autobiográfica como es El balcón en invierno reside no tanto en lo que se cuenta sin en como se cuenta. Para lo cual es imprescindible que su autor sea un buen escritor, Luis Landero, (Alburquerque ,Badajoz, 1948) que sin duda lo es, utiliza su oficio y su talento  para transportarnos a la España rural de su primera juventud. Toda la obra está teñida de un deje nostálgico, ese suave tono de vuelta a la infancia en una familia  de labradores asentados en un pueblo de Extremadura. Es por ello una novela en la que ocurren pocas cosas como en la vida real y en la que los padres, parientes , amigos, las luchas; los sueños y trajines    cotidianos, urden la trama de la narración.   (Leer más)

     El propio Luis Landero pertenece a una generación de escritores surgidos en un momento en que la crítica y las editoriales tenían suficiente fuerza como para  consagrar a un autor.   Lanzado a la alta literatura por  la editorial Tusquets, Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa, me pregunto lo que su infancia en una época y un lugar que parecen ya lejanos en el tiempo, dirá a los nacidos después de los años 70 que  han conocido un país tan distinto del que describe el autor. 
     Su mirada a las vidas  de los personajes, con una cierta capacidad económica que los aleja de la miseria y   que posteriormente trasladarán  la estrechez y la dureza de su mundo pueblerino al barrio de Madrid donde Landero vivió su adolescencia, está vista con un humor que a veces recuerda al de Arturo Barea aunque no hay nada del fragor y la desolación de la guerra en ese sensible retrato de la vida cotidiana  y la forja del escritor, nacido en una casa en la que no había un solo libro.     
     La prosa del autor esta pautada en un tono tenue, discreto y sentimental, como el rasgueo de una guitarra que acompaña imágenes olvidadas igual que en esos viejos álbumes de fotos cuyas páginas vamos pasando para recordar los paisajes, andanzas y afanes de los descendientes de un hojalatero judío que Luis Landero quiere rescatar del olvido.


Comentarios

  1. Magnífica crítica Teresa, da gusto leerte y te entran unas ganas enormes de ir a comprar el libro de Landero

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  2. Muchísimas gracias Juan Carlos por haber leído mi crítica en este modesto blog. Ello me anima pues ya sabes que a veces resulta trabajoso escribir con cierta continuidad y me imagino lo que debe suponer enfrentarse con la seriedad y el rigor que tú lo haces en tu blog "Sociología divertida" a la tarea de divulgar los temas que se estudian en esta disciplina que aunque trata de cosas que tienen mucha influencia en nuestras vidas la gente, en general, no conoce.
    Un abrazo.

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