¿Es el fin del bipartidismo una buena noticia?


 Aunque el artículo a continuación no se corresponde con  mi opinión ya que considero  oportunista tratar de alterar las normas electorales precipitadamente antes de las elecciones aparte de que la aparición de nuevos partidos se deben al hartazgo de la gente por la intolerable corrupción habida en este país, respeto la opinión de los blogueros invitados como es el caso de Juan Sartorius, economista y abogado para quien la amalgama de pequeños partidos en los distintos parlamentos puede acabar en una inestabilidad peligrosa para los intereses generales de España.(Leer más)




     Desde la noche de las elecciones europeas, en la que la irrupción de Podemos con 5 diputados desestabilizo el establishment político, en cualquier conversación sobre política nacional, todo el mundo da por descontado el fin del bipartidismo. Todos (a excepción de los directamente afectados PP / PSOE) da por sentado que es una buena noticia. Si hacemos un primer análisis, todos llegamos a la siguiente conclusión: más partidos = más pluralidad = más democracia.  Si dejamos la superficie del análisis y empezamos a bucear en las situación de países de nuestro entorno, nos damos cuenta que partidos del nivel democrático de EE.UU llevan años con un sistema bipartidista creando una estabilidad muy apreciada por sus ciudadanos, sus aliados y sus inversores. Es decir, saber que gane quien gane, la política internacional , económica y los grandes asuntos del Estado van a seguir en una misma dirección, da un garantía que bien entendida debe considerarse algo positivo. Si nos adentramos en el terreno patrio y empezamos a analizar las innumerable encuestas con las que nos invaden, nos damos cuenta que el mapa político que presuntamente va a dejar las elecciones municipales y posteriormente las generales van a terminar dejando la gobernalidad en manos de pactos postelectorales donde la última decisión la tendrán partidos nuevos ( Ciudadanos y Podemos).

     Para ser más precisos en el análisis, deberíamos hablar del fin de las mayorías y no del fin del bipartidismo. Va a ser prácticamente imposible que ninguno de los grandes partidos obtenga mayoría absoluta ni en las municipales ni en las generales, lo que inevitablemente va a llevar a pactos postelectorales, donde los nuevos partidos van a tener un papel decisivos.  Aunque considero que la mayorías absolutas pueden ser peligrosas, al no existir una contrapeso que nivele la balanza, me parece más peligroso depender del apoyo de fuerzas que obteniendo un 10% / 15% ( incluso menos) de votos acaban siendo claves en la decisiones de los gobiernos.  Está necesidad de pactos ha generado extraños compañeros de cama, siendo los casos más relevantes los pactos de González y posteriormente Aznar con los nacionalistas; donde muy pocos votos de Comunidades muy concretas, acabaron beneficiándose de una ley electoral excesivamente complaciente con los partidos Nacionalistas. Con la nueva situación política, parece que esa va a ser la práctica habitual, gobiernos poco estables, convocatorias constantes de elecciones para intentar conseguir mayorías y pactos contra natura. El mercantilismo político llegará a un extremo en el que los partidos tendrán que negociar intercambio de apoyos, donde la voluntad de los votantes se verá menospreciada por los intercambio de cromos entre los distintos partidos. A nivel local ya sé ha visto lo perjudiciales que pueden ser los partidos pequeños y locales, que se han aprovechado su posición de bisagra para apropiarse de las concejalías de urbanismo donde campaban a sus anchas por el fructífero mercado de las comisiones.

     Sin duda la situación tiene difícil solución, todo pasa por un cambio electoral donde se plantee la posibilidad de introducir en nuestro sistema la “segunda vuelta”, es decir que los ciudadanos elijan en una segunda votación entre las dos fuerzas más votadas, dándole a la ganadora la estabilidad, legitimidad y fuerza suficiente para gobernar y llevar acabo las propuestas de su programa y por la cual le votaron. Soy consciente de lo difícil que resultaría ahora justificar un cambio en las reglas del juego y sin duda se vería como un intento de frenar por parte de los partidos mayoritarios el auge de las nuevas formaciones,  seguramente también contaría con la oposición de los Nacionalistas que de esta forma verían como su voto en Madrid dejaría de ser tan determinante. Ni siquiera la parte del PP que piensa que la única manera de ganar elecciones es no movilizando a la izquierda, no agitándola para que se quede en casa el día de la votación, aprobaría una ley en la que los ciudadanos tengan que elegir en una segunda votación entre ellos y un partido de izquierdas.

     Se presenta un año electoral emocionante, donde los políticos y los ciudadanos tendremos que demostrar que estamos a la altura del país que queremos ser. Tenemos que dejar de lado los debates huecos de derecha/izquierda; los de arriba contra los de abajo y demás simplificación de la política, para entrar en el de las ideas, las propuestas y el programa. Está en nuestras manos cambiar las cosas, pero con la reglas de juego actuales, se antoja difícil abandonar el mercadeo político al que se ha visto reducida nuestra sistema.  







Comentarios

  1. Enhorabuena, Juan, por entrar en el terreno del debate político! En tu familia tienes varios antecedentes, empezando por tu tatarabuelo que empezó su carrera política como periodista. Me parece estupendo que sigas la tradición. Me ha interesado mucho lo que escribes. Soy una tía tuya

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  2. Muchas gracias por tu comentario Tia Anonymous, si la dirección del Blog me lo permite escribiré mas artículos. Creo que en estos momentos nadie debe mantenerse al margen de la situación política, y al final de una manera u otra todos hacemos política en nuestro día a día. Quiero pensar (aunque por edad no la viví) que vivimos momentos similares a los de la Transición, donde de alguna manera sabes que se avecinan cambios trascendentales para tu pais y todos tenemos la necesidad de expresar nuestra opinión. Juan Sartorius

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