La casa de los ricos y la memoria de un barrio. (Leer más)




En la imagen, uno de los pisos de edificio Millenium con obras de Basquiat y otras primeras firmas del arte contemporáneo
                              

En la Plaza de la Independencia, con vistas a la Puerta de Alcalá,  hay una casa que se caracteriza por albergar el mayor número de millonarios por metro cuadrado de la ciudad. Los conflictos entre algunos de los adinerados vecinos, la constructora que rehabilitó el edificio y un sastre con escaparate a la calle de Serrano han trascendido a los periódicos.  Pero ese edificio es también un paradigma de los nuevos usos sociales que se están instalando en la capital de España y una muestra de la transformación de una zona de Madrid y el tejido urbano que se extiende por una de las zonas más caras de la ciudad,en la que confluyen los barrios de Salamanca y  Retiro.



                                             Where do you live?  El primer signo  de estatus


La  llegada a esta  Washington Square  madrileña de los nuevos moradores del edificio Millenium, rehabilitado por la constructora de ese nombre, entre quienes se encuentran   fortunas procedentes de Sudamérica o filipinas y deportistas de élite,  ha sido mucho más notoria que la del resto de millonarios mejicanos, colombianos o venezolanos que se han instalado en la franja urbana que se extiende entre la iglesia de los Jerónimos y el Museo Arqueológico.  Lo primero que sorprende en esa  casa, edificada por el arquitecto Secundiano Zuazo, es el portal. Un portal que ha sustituido sus viejas señas de identidad por un vulgar mármol en blanco y negro que recuerda la entrada de un banco.  Las puertas siempre cerradas durante el día, algo poco habitual  en un edificio de viviendas, están forradas de espejos como si se quisiera que los visitantes que  pretenden acceder al vestíbulo vieran únicamente su propio reflejo. Una vez en la entrada serán recibidos por tres vigilantes que trabajan en turnos las 24 horas y  manipulan varias pantallas de plasma.
 En realidad   "La casa de los ricos"  responde punto por punto a las teorías que Bernado  Secchi,  uno de los urbanistas más influyentes de las últimas décadas, explica en su libro "La ciudad de los ricos y la ciudad de los pobres"  en la que analiza las nuevas formas de vida de las Gates Communities americanas.
Según Secchi, que llama la atención sobre la sostenida profundización de la desigualdad en el territorio urbano: " En las grandes ciudades está surgiendo una topografía social cada vez más contrastada y  las diferencias sociales se muestran cada vez más como diferencias espaciales".  

 Hasta hace bien poco, el modo de vida en las ciudades españolas y en concreto en la capital conservaba aún algo  de  esa sociedad descrita por Galdós en la que, a menudo, muy distintas clases sociales vivían en un mismo entorno urbano. Sin embargo la  zona de Alfonso XII y el ensanche proyectado por el marqués de Salamanca fueron desde el principio  barrios burgueses en el que predominaban  las clases altas. Por contra otros lugares como  Lavapies se caracterizaban por un casticismo popular de corralas, manolos y chisperos cuya peculiar indiosincrasia antes del 36 describió  Arturo Barea en la primera parte de "La forja de un rebelde". A lo largo del siglo XX  una buena parte de las élites tradicionales se mantuvieron culturalmente ancladas al viejo Madrid. Esto era debido, según el magnífico libro de Miguel Artola, "El fin de la clase ociosa", al afán de los viejos linajes de vivir en el entorno del Palacio Real y a su tradicional contacto con las clases populares.  Los primeros años del siglo pasado algunas de esas familias dejaron sus residencias en el casco histórico para trasladarse a los  nuevos palacetes de la Castellana. El derribo de éstos en los primeros años del franquismo provocó que muchos de sus moradores se mudaran a pisos. Cuando en 1985 se redactó la ley Boyer que acabó con el proteccionismo de los  pisos de renta antigua y supuso la  entrada de las viviendas en el capitalismo de mercado liberal,  los alquileres, generalmente bajos, se heredaban de padres a hijos
 En el sistema de vida urbana tradicional, cuyos últimos coletazos han llegado hasta este año con el fin de la prórroga de la ley de 1964 para los arrendatarios de locales de antiguos comercios,  en el mismo portal de un edificio podían encontrarse la marquesa del primero con la costurera del quinto o con la familia del médico, inquilinos de toda la vida, del cuarto.   La escalera, interior  era el único signo de exclusión social. Hasta hace unos meses, en las proximidades de la casa de los ricos, podía verse paseando a Carmen, la antigua panadera del vecindario, de más de 90 años, que vive alquilada a solo  unos metros de allí, acompañada de su sobrina. Como me parecía un testigo fundamental de la memoria de ese barrio después de tantos años de entrar en las casas con la barra de pan que amasaba en su obrador, le pedí una entrevista para este blog, pero su sobrina se negó aduciendo que desconfiaba de todo lo relacionado con internet.  


Salón de uno de los pisos del edificio Millenium decorado por Pascua Ortega, aparecido en la revista A.D.




                               Distinción y exclusión, características de la ciudad moderna




Volviendo a Secci, para quien la burguesía y las clases medias han practicado siempre una política de distinción en el sentido que daba el sociólogo Pierre Bordieu; a medida que el grupo de los ricos se vuelve, en sentido relativo, más pequeño y la distancia con los pobres aumenta, las políticas de distinción cambian: A políticas de identificación y reconocimiento se unen las de separación y exclusión, unido, todo ello, a  la propensión al miedo y la obsesión por la seguridad que ha calado en en ese sector social de manera espectacular.
Los parámetros habitualmente preferidos para definir la riqueza, afirma el arquitecto, son la renta disponible y el patrimonio, ligados a otros como posición en el mercado de trabajo y en la estructura del poder, nivel de educación etc. A todos estos factores, además del capital, cultural y social que marca las relaciones con nuestros semejantes y en especial con los poderosos se une ahora el capital espacial, es decir: vivir en una parte  de la ciudad y del territorio que nos facilita tanto la inserción en la vida social, cultural, profesional y política como en las actividades que nos son más acordes.
En la zona de Madrid en la que se unen  dos barrios burgueses por excelencia, Retiro y Salamanca y en concreto en la conocida Puerta de Alcalá donde se celebran un gran número de manifestaciones entre las cuales una de las más pacíficas y agradable  es la de las ovejas,  que conmemora la transhumancia del ganado por esa puerta, el tiempo ha ido pautando los cambios que se reflejan en su tejido urbano.

Desde sus orígenes y hasta los años 70 la Plaza de la Independencia era más bien una zona residencial donde vivieron los escritores Bergamín y Ortega y Gasset y se instaló la Embajada de Francia. Muchas de estas casas en las proximidades de la Puerta de Alcalá, como ocurría en muchas zonas de Madrid,  pertenecían a una única familia.  El pequeño comercio, sin embargo, tan característico de otros lugares de la ciudad como los alrededores de Sol no estuvo nunca muy representado. Las grandes firmas de ropa, al contrario,  fueron las primeras en exhibir sus escaparates en las proximidades de la Puerta de Alcalá y el primer tramo de la calle  de Serrano junto a la empresa de decoración de Rafael García, a quien el Museo de Artes Decorativas acaba de dedicar una retrospectiva, o la conocida tienda de tejidos Zorrilla, desmantelada recientemente, donde durante el franquismo las señoras que merendaban en Embassy compraban telas que luego su modista confeccionaba siguiendo los patrones de modelos franceses o italianos. Posteriormente, hacia los años 80 del pasado siglo, varias empresas empezaron a instalar sus oficinas en esa zona, convertida en el centro de la capital y algunos de los vecinos fueron mudándose a otros lugares. 
En esta década  la Puerta de Alcalá ha sufrido su última transformación hasta la fecha coincidiendo con la tendencia de las grandes compañías a trasladarse a terrenos  alejados del centro de Madrid más  baratas y donde disponen de más espacio. Actualmente el núcleo de la capital se utiliza  únicamente para oficinas muy representativas. En la primera parte del siglo XXI, especialmente desde que un grupo de millonarios decidieran arriar su bandera en uno de sus edificios, la Plaza de la Independencia ha vuelto a ser un lugar codiciado como zona residencial al igual que lo había sido siempre las calles aledañas a Alfonso XII, especialmente las que gozaban de vistas al famoso parque del Retiro. 



En las colinas de Beverly Hills se encuentra  " Palazzo di amore" con vistas a los Ángeles y 10 hectáreas de jardines y viñedos puesta a la venta por 157 millones de euros.


Las communities gates son urbanizaciones de lujo creadas en  América,  cerradas por muros y con estrictos controles de acceso cuya filosofía ha sido trasladada también a Europa.  El dónde vives,  dónde trabajas y en qué universidad  has estudiado, tres preguntas claves en los Estados Unidos para definir el estatus social  de cualquier invitado a un cóctel forma parte ya de los nuevos modos sociales en países  como el nuestro.








"La casa de los ricos",  una Gated Community en el barrio de Salamanca


"La segregación de la ciudad tuvo su primer hito en el plan Castro de 1860 que generalizó la idea de que las viejas y las nuevas élites fueran desplazándose  a los barrios del ensanche, en especial al eje del paseo del Prado, Recoletos y la Castellana"



Comentarios

  1. Teresa, tú has vivido muy cerca , si no me equivoco, y lo conoces muy bien
    Esa casa de Zuazo siempre fué una casa de ricos, aluno he conocido ya no tan ricos
    gracias

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    1. A mí Zuazo es un arquitecto que me encanta. La remodelación de la constructora se cargó muchos elementos originales que es una manía que tienen en este país. Gracias por comentar

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