Leopoldo Mª Panero: "Ferocidad sin nombre de la vida"






Ciervo huyendo por la página/
Ciervo atroz de la locura/
Página de la ruina y página del espanto/
Fauna atroz donde crece la flor de la nada/
La flor amarilla del viento
Sepulcro para la nada/
Sepulcro infinito del viento/
Panteón del silencio donde sopla el viento/
Donde fulge la arena silenciosa del desierto.

(Leer más)

Ayer, casualmente, entre los libros de mi biblioteca que no me ha dado tiempo a leer -siempre se compran más libros que los que se acaban leyendo- Me encontré uno de Leopoldo María Panero. -El poeta  murió un mes de marzo de hace dos años-.  Era un pequeño volumen editado por Huerga y Fierro,  titulado "Sombra". La gran ventaja de los libros de poesía es que suelen ser muy cortos o sea que me lo leí de una tacada.  Entonces recordé que lo había comprado en la feria de libro en el stand de su editorial.  Debían de faltar pocos meses para la muerte del poeta. El ejemplar llevaba una corta dedicatoria ininteligible que parecía escrita por un niño viejo y dolorido y el  tembloroso garabato de su firma.
Los poemas son oscuros e infinitamente tristes, de locura, miedo y muerte pero al tiempo gozan de una rara vitalidad. Los símbolos: dientes, ciervos, viento se repiten  varias veces y las citas irónicas, reales o apócrifas, de santones de la literatura:  In my begining is my end / Eliot lo dijo/ Citando al silencio.  o  Como si fuera la cruz el único ente/ Heidegger lo dijo, rezando a la frente. 


Visto desde fuera,  no es extraño que  en la  poesía del "maldito" Panero  queden pocos resquicios para la esperanza. Pasarse toda la vida en  manicomios o siquiátricos, como el de Mondragón, un lugar tan húmedo y gris con el cielo sucio por los humos de las fábricas o en el de Las Palmas donde murió. Por mucho que Panero, al final, gozara de un régimen abierto y el reconocimiento de sus compañeros no debe de ser la situación ideal, anhelada por la infinidad de escritores que buscan un pedazo del pastel de  la gloria literaria. Si bien, según sus amigos,  Panero se había acostumbrado a su régimen de vida, seguro que nunca se acostumbró a la angustia, acrecentada por el padecimiento de su durísima enfermedad mental.


La vida es puro terror
Terror de un alma negra
Que reza silenciosamente a la muerte
Que reza por un animal que no tuvo suerte
Y que llama con palabras silenciosamente
A la muerte.


De la excéntrica, culta, cosmopolita y desestructurada familia Panero, protagonista de una de las películas míticas de la transición, no queda ningún descendiente directo, sí los poemas de Leopoldo María.


Ferocidad sin nombre de la vida
Castillo sin nombre
Ruina de la nada y elefante del silencio
Castillo sin almenas
Y almena sin castillo
Llaga como una gema en el desierto
Perfume de la nada
Reino del fin
Y fin del reino
"In my begining is my end
Eliot lo dijo
Citando al silencio.





Cuatro es la cifra oscura de la vida
La cifra oscura del diente
Que al dolor no consiente
Porque el poema es una frente sin dolor
"La luz que nunca sufre"
Salinas lo dijo
Mientras sobre la vida caían sus dientes.

Muerte de Leopoldo Panero

Comentarios

  1. !Caray!, !me he quedado mudo!, casi mejor, después de leer estos poemas cualquiera dice nada.

    Un abrazo Teresa, muy interesante.

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